17/02/2023
La Gran Recesión que se desató entre 2007 y 2008 supuso no solamente una crisis en términos económicos, sino también sociales y culturales. Precisamente, en nuestra sociedad y en nuestra cultura se hallan las claves que explican que su terrible impacto no fuera aún mayor en España: distintas generaciones de una misma familia conformaron redes de apoyo susceptibles de procurar una estabilidad, siquiera elemental, a sus miembros en situación más precaria. El cine de entonces no permaneció ajeno a ello. Así, continuando las búsquedas iniciadas por determinados cineastas en la década anterior, como Juanma Bajo Ulloa, Fernando León de Aranoa, José Luis Garci, Javier Fesser o Pedro Almodóvar, nuevas películas vuelven a preguntarse por la naturaleza de la familia, y lo que perdura de su espíritu pese a sus múltiples e irrevocables mutaciones.
En plena crisis originada por la pandemia del COVID-19, la familia vuelve a emerger en el cine español con una fuerza abrumadora, lidiando con los nuevos retos de una realidad cargada de inseguridades y crecientemente relativista en sus valores. Las recientes Un efecto óptico, Baby, La abuela, Alcarrás, Cinco lobitos, Girasoles silvestres o La maternal, confrontan, con un espíritu impregnado de la inestabilidad que ha propiciado la pandemia, los desafíos de una familia que sigue siendo la misma sin haber dejado, paradójicamente, de transformarse.