‘Pedro Olea. Azcona y un lobo’ recrea la relación entre el director y el guionista
El Festival de Málaga ha presentado este libro que recopila de la mano de Bernardo Sánchez y Chechu León la historia de las dos películas que surgieron de esta colaboración
El Festival de Málaga ha presentado el libro Pedro Olea. Azcona y un lobo que recopila la relación entre el director Pedro Olea y el guionista Rafael Azcona y que se plasmó en dos películas míticas del cine español, Pim, Pam, Pum… ¡Fuego! y Un hombre llamado Flor de Otoño, reconocida en esta edición como Película de Oro del Festival. Olea ha visitado Málaga junto a los editores del libro, Bernardo Sánchez y Chechu León para presentar este volumen en el certamen y participar del homenaje.
“No son muchas páginas, pero es un libro muy nutrido y muy trabajado. Hay materiales rescatados. Muchas críticas y comentarios de la época. Es una recopilación de materiales sobre las dos películas que hizo Pedro con Rafael”, explica Sánchez. El libro surge tras otorgar a Pedro Olea el premio Rafael Azcona, que se concede en el Festival Octubre Corto de Arnedo (La Rioja) a personalidades que hayan estado relacionadas con el guionista.
Según explica Chechu León, el premio Rafael Azcona surgió tras una reunión con el guionista. “Venimos a Logroño a conocer a Rafael Azcona con la idea un poco loca de crear un premio con su nombre”, explica. En el germen de este proyecto estuvo también un encuentro en el Festival de Málaga y finalmente tras varias reuniones acordaron el premio. “Nos regaló un maravilloso guion que tenía en un cajón y era un piloto para televisión que nunca se hizo y se titulaba La Paella”, recuerda León. “Le llamamos premio pero es algo distinto. Siempre se intenta además de recordar, también reconocer y ampliar ese reconocimiento a la obra de la persona premiada”.
“Este año decidimos publicar el guion de una película muy querida para muchos de nosotros, una película que marcó a generaciones, El Bosque del Lobo”, señala Sánchez, que estuvo reuniendo materiales con Pedro Olea, quien contaba con un guion regalado por el hijo de José Luis López Vázquez con sus anotaciones e ilustraciones que se han incluido en el volumen.
Olea recuerda el germen de Pim, Pam, Pum… ¡Fuego! con cariño. “Yo tenía un argumento que pensaba que la censura no iba a pasar, que era más o menos el triángulo erótico-festivo que hay en la película”. Este argumento fue “suficiente” para el productor José Frade. Olea solo tenía dos peticiones, quería repetir con Concha Velasco “con un papel con el que se luzca de arriba abajo” y contar con Rafael Azcona. “Y así fue”.
El periplo de la cinta no estuvo exento de vicisitudes. El empresario cinematográfico Reyzabal, una de las grandes figuras de la época, la retiró de cartel tras la muerte de Franco a pesar del éxito de taquilla que había supuesto. ¡Cómo se nota que no conociste la posguerra!, recuerda Olea que le dijo Reyzabal tras ver la cinta.
Olea recuerda que no tenía confianza en poder convencer a Azcona, que estuvo finalmente de acuerdo tras el leer la idea de Olea para la cinta. Pero el director confiesa que trabajar con Azcona le “desconcertó” la primera vez, ya que no tomaba notas y esperaba a tener muy clara la historia hasta que le dijo “Es suficiente”. Olea reconoce que le da “pereza” escribir guiones y que era una satisfacción trabajar con Azcona, que rememora que le trajo “un guion espléndido y unos diálogos asombrosos”.
Olea recordó también otros proyectos con Azcona que no llegaron a cuajar. “Frade siempre ha querido volver a juntarnos”, explica. Pero no fue posible encontrar historias que les pudieran interesar a los dos. Uno de estos intentos se basó en una novela de Javier Tomeo, La agonía de Proserpina, que no pudo realizarse finalmente.
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