La nueva ventana de esta 27 edición del Festival de Málaga ‘Cine y salud’ ha llegado a su fin con una segunda sesión la tarde este viernes 8 de marzo centrada en la esclerosis múltiple, una enfermedad neurológica de la que no se sabe con exactitud cuál es su origen y cuyas cifras han aumentado en los últimos años. Considerándose antes una enfermedad rara e ignorada por su poco diagnóstico, hoy en día se centra el foco en ella ya que la incidencia ronda los 50-60 casos cada 100.000 personas, siendo mayormente detectada en mujeres y jóvenes.
Para acercar esta enfermedad, se ha proyectado ‘100 metros’ (2016), reconocido largometraje dirigido por Marcel Barrena con un elenco protagonizado por Dani Rovira, Alexandra Jiménez y Karra Elejalde. Una trama que se basa en la historia real de Ramón Arroyo, un joven diagnosticado de esclerosis al que le dijeron que no sería capaz de caminar ni cien metros. Por ello, decidió plantarle cara a la vida participando en la prueba deportiva más dura del planeta. Con la ayuda de su mujer y el gruñón de su suegro, el personaje comienza un peculiar entrenamiento en el que lucha contra sus limitaciones, demostrándole al mundo que rendirse nunca es una opción.
‘Es una película que no solo centra su foco en la esclerosis múltiple, sino que también trata sobre las historias de superación de esos pacientes que están en una lucha continua tanto de ellos como de los pacientes’, ha asegurado el Dr. Jesús Romero Imbroda, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Málaga, en un coloquio moderado por Mar García Rubira tras el visionado de la película.
El doctor ha hecho hincapié que un hecho cultural como este largometraje tiene la capacidad de sensibilizar y empatizar con los pacientes y sus familias. Asimismo, ha aprovechado para acercar información sobre las enfermedades neurológicas, explicando que se pueden dividir en dos tipos: aquellas que cursan por brotes o ataques, o las que tienen un curso progresivo. Paralelamente, ha puesto el foco en la edad como factor asociado, así como la curiosa prevalencia mayormente en mujeres sin que se sepa cuál es la causa concreta que produce esta afectación.
‘Al diagnosticar estas enfermedades, solemos humanizar con los pacientes. Hay felicidad cuando hay limitación, al igual que hay tristeza cuando hay ausencia’, explicaba el doctor sobre la importancia de la solidaridad y el humanismo como valores intrínsecos del médico. Además, ha explicado como el poner nombre y apellido en un diagnóstico es un factor que tranquiliza mucho a los pacientes, sobre todo por el desarrollo y avance en la farmacología para tratar este tipo de enfermedades neurológicas. ‘Debemos ser solidarios así como estructurar un plan que facilite la logística y comodidad de los pacientes’, ha reclamado Romero como herramientas para mejorar en la lucha de estas enfermedades.