"¿POR QUÉ TIENE QUE MORIR GENTE TAN GRANDE COMO JAMES STEWART O PAUL NEWMAN?"
José Sacristán, homenajeado por el Festival de Málaga, sostuvo ayer un encuentro con su público en el Auditorio del Museo Picasso
El actor José Sacristán, reconocido en la 17 edición del Festival de Málaga. Cine Español con el Premio Retrospectiva – Málaga Hoy, sostuvo ayer un encuentro con su público en el Auditorio Picasso. En él dio un repaso a su vida, su trayectoria y su forma de entender el cine.
El actor habló sobre los premios recibidos en los últimos años, lo cuales, considerando su prolongada y prolífica filmografía han tardado en llegar. De hecho, el Goya al mejor actor lo recibió en 2013 por ‘El muerto y ser feliz’; y previamente ni siquiera había sido nominado. “No es saludable vivir pendiente de que te den premios. Lo cierto es que tengo muchos, lo que ocurre es que los que están cayendo ahora tienen cierta repercusión”, aseguró sin dar importancia al tema.
Durante su charla con el numeroso público asistente al Auditorio del Museo Picasso, Sacristán recordó la dureza de su infancia en Madrid donde la familia hubo de exiliarse desde su pueblo (Chinchón) debido a la ideología política de su padre: “Mi madre, mi abuela, mi hermana y yo dormíamos todos en una habitación”. Es en esa etapa donde surge su amor por el cine “No hay cosa que me guste más que sentarme a ver cine”, confesó. “Yo quería vivir las aventuras de Robín de los Bosques o del Cisne Negro que veía en el cine. Quería que me ocurriese lo que veía allí. Me acerqué a la interpretación por lo que veía en las películas, era aquello lo que yo quería hacer”.
Y ese deseo infantil le condujo años más tarde a una profesión que casi no le permitía vivir y que le obligó a pluriemplearse cuando nació su primer hijo, como vendedor del Círculo de Lectores, para poder salir adelante. “En esos tiempos hice a la mitad de la profesión del Círculo”, explicó. “He llegado a hacer dos películas y una obra de teatro al día”, añadió después.
Artista autodidacta, como muchos de su generación, Sacristán explicó que “esto se aprende, pero no hay quien lo enseñe” y afirmó que le consta que “en la preparación académica ha habido cierta miopía hacia actores como nosotros y no han sabido el talento de gente como, por ejemplo, Alfredo Landa”.
Preguntado por si prefiere el cine o el teatro, José Sacristán matizó que “el teatro requiere una tabla de gimnasia más exigente”, pero “la cámara es más inteligente y sensible que el más inteligente y sensible de los espectadores”.
A lo largo del acto Sacristán expresó muestras de cariño hacia la figura de compañeros como Adolfo Marsillach y Fernando Fernán Gómez. “Cuando los ví pensé: si estos dos con las narices que tienen han llegado a donde están yo tengo alguna posibilidad”, bromeó. Aunque tuvo un especial recuerdo para éste último al que dedicó palabras de elogio y cariño.
En relación a los personajes que le hubiera gustado interpretar, el actor español aseguró que no le parecía justo destacar uno, aunque afirmó que le hubiera gustado ser el Robin Hood de Errol Flynn y añadir que “la carrera que más envidio es la de James Stewart”.
Finalmente y a preguntas del público en relación al cine español que se hace actualmente y en el que él está además participando de una forma muy activa, el actor indicó: “El cine español es emocionante hasta la lágrima” y además afirmó que los directores actuales “no vuelven la espalda a la realidad, sólo que cada uno la cuenta a su manera.
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