La maquilladora Sylvie Imbert ha recibido el Premio Ricardo Franco, otorgado por el Festival de Málaga en colaboración con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en una gala acogida por el Teatro Cervantes y conducida por la actriz María Barranco.

Tras un mensaje en vídeo enviado por Isabel Coixet, directora de Nadie quiere la noche (2015) con la que Imbert ganó su segundo Goya y que no ha podido asistir al acto, han subido al escenario del Cervantes algunos de los profesionales del cine español con quienes ha trabajado la maquilladora: Belén Cuesta, Macarena García, Paula Ortiz, Javier Calvo, Enrique López Lavigne, Pablo Berger (con el que ganara su primer Goya en 2012 por Blancanieves)… lo que explica que, desde su llegada a Málaga, Imbert no haya parado de saludar a muchos de los rostros conocidos presentes en el festival.

Emocionada por sus palabras, la artista francesa -que llegó a nuestro país hace más de 30 años- ha subido a continuación a recoger su galardón, destacando en primer lugar que el de Málaga es el único certamen de ámbito nacional que reconoce la labor de los técnicos. “Valoro este premio como un reconocimiento al gremio entero, no solo a mí”, ha dicho, para despedirse animando a cantar el famoso estribillo del grupo Mecano: “Sombra aquí, sombra allá, maquíllate…”.

Un concepto parece sobrevolar todo el trabajo, la trayectoria y la estética que han dado a Sylvie Imbert el prestigio del que goza a día de hoy: el de la naturalidad. Como ha reconocido en el encuentro previo con los medios de comunicación, pese a sus dos Premios Goya, no había pensado hasta el día de hoy en el maquillaje como algo tan importante. “Para mí, es algo natural”, ha comentado. No obstante, ha hablado sobre la dificultad de una profesión muy condicionada hoy día por la posproducción digital, que en su opinión influye demasiado: “No sabes nunca cómo va a acabar resultando en la pantalla”.

Maquillando a Don Quijote

Para Imbert, el mejor trabajo de maquillaje “no es la caracterización extrema ni tampoco el que pasa desapercibido. Yo reivindico algo que nunca se ha dado en los Goya: que se premie un maquillaje natural, sobre una temática actual, y bien hecho”. Asimismo, ha confesado estar “un poco harta del realismo, quiero hacer cosas raras o glamour y lujo”.

Tal vez por eso se ha embarcado en el esperado film sobre Don Quijote que está rodando Terry Gilliam, al que ha calificado como “un maravilloso creador, su cerebro funciona a dos mil por hora”. Este es el proyecto que considera su favorito por tratarse del último, “el que me tiene sin dormir”, aunque entre los cineastas con los que más le ha gustado trabajar destaca a Pablo Berger. Preguntada por intérpretes a quienes le gustaría maquillar, Imbert ha mencionado a Meryl Streep y ha destacado la importancia de los actores: “Una cosa es que hagas el traje del rostro, pero hace falta alguien que lo sepa llevar; por eso los adoro”.

Honrada y agradecida por este galardón que lleva el nombre de Ricardo Franco, ha admitido su sorpresa al recibir la llamada de Juan Antonio Vigar para comunicárselo: “Ha sido el único hombre que ha conseguido callarme: la noticia me dejó sin palabras”, ha bromeado al concluir el encuentro, aunque en la ceremonia posterior hemos visto cómo se emocionaba al evocar ese momento.

Ahora, a Imbert le toca volver al rodaje de El hombre que mató a Don Quijote, un proyecto -maldito, hasta ahora, para Gilliam- sobre el que ha reconocido no saber cómo acabará. “Pero, como salga bien, nos volveremos a ver”, ha advertido.